Por: Nilmaris Díaz Ramos
Un 3.5% de los adultos en Estados Unidos se identifica como lesbiana, gay o bisexual. De este porcentaje, un 1.8% se identifica como bisexual.
Me identifico como bisexual porque reconozco que tengo el potencial de sentir atracción romántica y/o sexual hacia personas de más de un sexo y/o género, no necesariamente a la misma vez, no necesariamente de la misma forma ni al mismo nivel”, declaró Robyn Ochs, destacada líder, escritora, educadora y activista bisexual en Estados Unidos. Esta definición ha tenido una buena acogida, ya que explica por qué es una orientación sexual diferente.
A pesar de ser el grupo más grande dentro de la comunidad LGBTTQIA+, las personas bisexuales no suelen ser tema de debate y sufren de invisibilización, tanto por la comunidad heterosexual como por la comunidad gay y lesbiana, establece el Williams Institute de UCLA y el Human Rights Campaign Foundation.
Una investigación del 2011, titulada Bisexual Invisibility: Impacts and Recommendations, trabajada por la Comisión de Derechos Humanos de San Francisco, revela que, a pesar de la información existente para demostrar la presencia de bisexuales, las suposiciones de mucha gente han invisibilizado a estas personas. Por ejemplo: si ven a un hombre agarrado de manos con otro, es gay; si ven dos mujeres de la misma forma, presumen que son lesbianas. No existe otra posibilidad; solo esas dos orientaciones. Además, un gran número de investigaciones categorizan a las personas bisexuales bajo gay o lesbianas, así que no se obtienen datos específicos sobre estas personas.
Por otro lado, también menciona que la bisexualidad es considerada muchas veces como una fase hacia la definición de una orientación sexual “firme” como gay o lesbiana. Otra razón para la invisibilización es que muchas organizaciones LGBTTQIA+, aunque mencionan a las personas bisexuales, no incluyen sus necesidades particulares en la creación de programas.
Estos actos de invisibilización dejan a las personas bisexuales vulnerables a la bifobia y a inequidades de parte de la sociedad. Asimismo, según el Human Rights Campaign, esta invisibilización resulta en altas tasas de depresión, ansiedad, violencia de género y agresión sexual. Por otro lado, la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) también indica que las personas bisexuales experimentan altos niveles de disparidades en el mundo de la salud, pobreza y empleo.
Bifobia e impacto en la salud
La bifobia es el odio que se manifiesta hacia bisexuales y puede manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo, se les obliga a “definir” su orientación, les acusan de promiscuidad, de transmitir VIH y se minimizan sus estragos pues la comunidad LGBTTQIA+ presume que ya han sido resueltos con los logros alcanzados para personas gays o lesbianas.
La Comisión de Derechos Humanos de San Francisco muestra que pacientes bisexuales experimentan bifobia o ignorancia con sus proveedores de salud pues no reciben la información adecuada sobre su salud sexual. Esto provoca la exposición a proveedores que comparan la bisexualidad con promiscuidad, bromas o comentarios inapropiados, voyerismo e, incluso, comentarios como “tienes que ser gay o heterosexual”. Cuando el proveedor de salud no comprende la posibilidad de la diversidad sexual, no se contemplan planes de prevención para una persona que puede tener contacto sexual con personas de diferentes géneros.
¿Cómo se erradica esta invisibilidad?
Desde 1999 se celebra el Día de la Visibilidad Bisexual alrededor del mundo, cada 23 de septiembre. Tres activistas estadounidenses, Michael Page, Gigi Raven Wilbur y Wendy Curry organizaron un evento para levantar conciencia sobre la bisexualidad y borrar el estigma que les afecta. Se ha convertido en un día para proveer plataformas y espacios para dirigir la atención hacia los prejuicios sociales, económicos y culturales que existen, pero también para crear soluciones y educar.
Además, la Comisión de Derechos Humanos de San Francisco realizó recomendaciones para lograr la equidad, como organizar foros educativos para funcionarios, revisar los materiales educativos sobre salud sexual, crear programas específicos para personas bisexuales y así se conviertan en líderes y educadores dentro de los espacios de la comunidad LGBTTQIA+.
Con más visibilidad y aceptación, se apuesta a un futuro más justo y equitativo para una comunidad que se ha mantenido viviendo en las sombras, pero que apunta a la luz.
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